“Para nosotros la CNU era López Rega”
MAR DEL PLATA-Así lo declaró el testigo Eduardo Britos en una nueva audiencia del juicio que tiene a diez civiles y un militar retirado en el banquillo de los acusados, por ocho homicidios cometidos en 1975. También declaró una de las sobrevivientes de la noche del 5 x 1.
En una nueva audiencia del juicio oral y público que tiene a diez civiles y un militar retirado como imputados por delitos de lesa humanidad cometidos antes del golpe de Estado, un testigo realizó ante el Tribunal una caracterización política y de época de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), organización de ultraderecha que funcionó como apéndice de la Triple A en Mar del Plata. “Para nosotros la CNU era la dirección de la Universidad, era el Gobierno nacional, era López Rega, era la extrema derecha. Para mí la CNU era una organización que por limitaciones ideológicas y falta de gestión política (no llegaba a las masas) reemplazó la falta de predicamento con la prepotencia. Seguro que parte de la CNU participó de la Triple A”, expresó Eduardo Britos, por entonces militante estudiantil de la Facultad de Ciencias Económicas.
Sobre el final de la audiencia, el defensor oficial José Galán –que representa a Mario Durquet– le pidió al testigo que relatara su militancia en la Universidad y que puntualizara sobre las volanteadas. Britos detalló que la mayoría de los jóvenes que militaban y repartían panfletos lo hacían en la “semi clandestinidad” por el ambiente que ya se sentía “represivo”, con la intención de “hacer conocer una forma de pensar, cómo veíamos la situación política del país, la ciudad, la Universidad y sus directivos”. Britos detalló que a veces se repartían debajo de las carpetas de los estudiantes durante los recreos.
Según recordó el testigo, uno de estos volantes decía textualmente: “Ivanissevich (por el entonces ministro de Educación), ni cierres ni botones”. La primera parte de la consigna hacía referencia al cierre de carreras y facultades en todo el país, y la segunda a quienes “nos estaban vigilando”, dijo el testigo, quien además aclaró que la doble SS del apellido del ministro en los volantes hacía referencia a la ideología nazi.
“¿Se percibía esa ideología en la Universidad entonces?”, le preguntó el Ministerio Público Fiscal. “Se percibía con el rectorado de Catuogno”, respondió el testigo. Entonces, estaba acompañado en la gestión por Eduardo Cincotta y Gustavo Demarchi (uno de los principales imputados en esta causa). Britos dejó en claro que entonces “la Universidad estaba dirigida o conducida por la CNU”.
Los «cuidadores del orden»
Su militancia comenzó en el secundario en la UES y siguió en la JUP con su ingreso a la Facultad de Ciencias Económicas en 1975: secundario y universidad las cursó en su barrio el mismo edificio, Maipú y Marconi.
Allí dijo que cuando comenzó las cursadas universitarias había en la entrada personas a quienes denominó “vigilantes”, “cuidadores de ingreso” y “agentes del orden”. Su tarea era palpar de armas al estudiantado, revisar su bibliografía y preguntar por el horario de cursada.
Después de los asesinatos de Pacho Elizagaray, sus primos y tío Videla y Bernardo Goldemberg, en la madrugada del 21 de marzo de 1975, Britos refirió que “Mar del Plata fue otra”. “Las normas de seguridad para el que militaba se extremaron, cada vez era más difícil participar políticamente”, precisó. Y reparó en que lo sucedido “nos podía pasar a nosotros”, dado que se trataba de “militantes comprometidos de una misma ideología política”.
Detenido desaparecido en dictadura
Britos relató que fue detenido ilegalmente en abril de 1976 por una patota de civil, y luego torturado. En medio del horror, dijo que hubo alguien –nunca llegó a ver a sus verdugos- que hizo que su tortura “no fuera tan cruenta”. Era Daniel Ullúa y se lo contó casi 20 años después.
Lo encontró en un taxi que abordó a principios de los ‘90. Lo conocía del barrio: Britos relató que en los ‘70, se conocían del cruce cotidiano del barrio, de jugar a la pelota. “Él sabía lo que había pasado esa noche”, dijo.
El 8 de noviembre volvieron a su casa a buscarlo. Se escondió en el entretecho y su padre acordó que se presentaría en el GADA 601. Así fue. Allí debió aceptar una suerte de “libertad vigilada”, a partir de la cual debía presentarse periódicamente en la sede militar. Una de esas veces lo cruzó a Eduardo Ullúa –a quien también conocía del barrio- a bordo de un Falcon verde. Le preguntó qué hacía por allí. “Soy personal civil afectado a inteligencia del Ejército”, le dijo Ullúa, quien trabajó junto a Gustavo Demarchi en la fiscalía federal en esos años.
“Dos familias destruídas”
La primera en declarar ayer fue Estela Beatriz Morán, prima de Enrique Pacho Elizagaray y los hermanos Videla, Jorge y Guillermo. Ella estaba durmiendo en su casa en la madrugada del 21 de marzo cuando fueron a buscar a sus familiares.
“¡Abran somos policías!”, se oyó. Jorge Videla (padre) les abrió la puerta. “Subieron, estaban armados (con armas largas), y se los llevaron”, relató la mujer. Los tres Videla aparecieron acribillados en el barrio Montemar. Pacho salió corriendo por la terraza y murió a tiros. Ella llegó a escuchar los disparos.
“Entraron gritando, con las armas, no preguntan por nadie en especial. Mi tío les empezó a decir que bajen las armas. ‘Usted también viene con nosotros’, y se lo llevaron”, contó. Tras esa noche, se volvió a Tandil con su padre y dejó trunca su carrera de arquitectura. “Fueron dos familias destruidas”, dijo.