La CGT de Moyano y la CTA de Micheli paran por 24 horas
Apuestan a los cortes de calles y rutas para potenciar el alcance del paro. Pablo Micheli reconoció que intentarán impedir que quienes quieran ir a trabajar puedan hacerlo. Barrionuevo anticipó una nueva medida de fuerza de 36 horas.
La CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli, más otros sectores de menor envergadura como la Federación Agraria y la Corriente Clasista y Combativa y los gremios bajo el ala de Luis Barrionuevo, se enfrentarán al desafío de conseguir que el paro nacional convocado para hoy, el primero desde 2003, sea masivo, a pesar de que la mayoría de los sindicatos de transporte público no se plegó a la convocatoria. Habrá, según anunciaron los organizadores, más de 160 piquetes en todo el país, y más de 16 en el Conurbano. «De lo que se trata es que, quien tenga ganas de ir a trabajar, no vaya», se sinceró Micheli. La medida de fuerza apunta, entre otras demandas salariales, la modificación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y la eliminación de los topes a las asignaciones familiares. «Va a ser un paro fuerte», pronosticó el jefe de la CGT Azopardo. E insistió que la central que dirige no participará a pleno de la movilización propuesta por la CTA disidente, que sólo lo harán algunos sectores. «Yo prefiero dedicarme de lleno al paro y no a la movilización», admitió Hugo Moyano.
«Es hora de que nos pongamos las pilas un poquito para que dejen de meternos la mano en el bolsillo», arengó, a su vez, el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) disidente, Pablo Micheli, quien además convocó hoy a marchar hacia la Plaza de Mayo. Y sostuvo que pese a la trama de cortes de ruta y calle quienes quieran ir a trabajar encontrarán la manera. «El que quiere ir a trabajar a toda costa, más allá de los piquetes, siempre encuentra la manera de hacerlo y de poder resolverlo», sostuvo.
La CTA, la CGT moyanista y otros sectores sindicales opositores al gobierno –desde la CCC hasta la Federación Agraria pasando por el Partido Obrero– convocaron a un paro de 24 horas para «terminar con las dádivas y la caridad que pretende dar este gobierno», por el anuncio de que no se descontará el Impuesto a las Ganancias al medio aguinaldo de diciembre. Los gremialistas, entre otras demandas salariales, piden la modificación del Impuesto a las Ganancias para que se disminuyan los recortes al salario, y la eliminación de los topes a las asignaciones familiares.
Los piquetes, que serán clave para el éxito o no del paro, estuvieron ayer en el centro del debate. Eduardo Buzzi, de Federación Agraria, aclaró que los ruralistas no impedirán el tránsito de autos particulares sino sólo de los camiones que trasladan producción agropecuaria. Pero Juan Carlos Alderete (de la Corriente Clasista Combativa) precisó que «se harán piquetes en las puertas de algunas fábricas desde muy temprano, a la medianoche, como el de la empresa de lácteos de General Rodríguez, e inclusive se sumarán varios gremios y comisiones internas cuyos sindicatos están enrolados con la CGT oficialista de Antonio Caló. Por ejemplo, eso se va a dar en Mendoza, donde la seccional de la UOM adhiere al paro en forma activa, al igual que la UTA y la UOCRA».
Desde el gobierno nacional salieron a aclarar que no responderán a las provocaciones y que el gobierno «no desalojará» los piquetes. Y evaluaron que la intención de los convocantes al paro es «generar caos».
Por su parte, el titular de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP), Roberto «Beto» Pianelli, confirmó el funcionamiento del subte y opinó que «hacer una huelga con piquetes no corresponde a esta situación política».
El moyanismo y el barrionuevismo responsabilizaron al gobierno nacional por «cualquier disturbio» que pudiera ocurrir durante el paro. El titular del gremio rural UATRE, Gerónimo «Momo» Venegas, sostuvo que el secretario de Seguridad, Sergio Berni, «debería ocuparse de la seguridad de los argentinos y no de los trabajadores que, con derecho, hacen un legítimo reclamo». «Es increíble que este gobierno esté lucrando a través del sacrificio de los trabajadores porque todos los aumentos salariales que se lograron este año, en vez de ir al bolsillo de los trabajadores, fueron a las arcas del gobierno, porque si fuera al bolsillo de los trabajadores eso se hubiera transformado en consumo», se quejó, además, Venegas, quien dirige el gremio en el que existe el mayor grado de informalidad y donde existen los sueldos más bajos que no se ven alcanzado por el Impuesto a las Ganancias.
El titular de la CGT Azul y Blanca, el Gastronómico Luis Barrionuevo, avanzó todavía más allá de la jornada de huelga. Y amenazó al gobierno nacional con impulsar «un paro de 36 horas con movilización», en caso de que la Casa Rosada «no dé respuesta» a los reclamos que originaron la huelga convocada para hoy. «Si el gobierno no tomó nota de la multitud que hubo pacíficamente en todo el país el 8 de noviembre y si no toma registro de esto, indudablemente estamos con una presidenta que es lo que sospechan todos: va para adelante, no le importa nada y hace lo que ella quiere», enfatizó Barrionuevo.
La medida de fuerza, por otra parte, contará con una adhesión, tal vez, inesperada: el flamante presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, distribuyó un parte de prensa con su apoyo. Allí la poderosa entidad ruralista asegura que «los mismos problemas que están perjudicando hoy a los trabajadores también están afectando negativamente a los productores agropecuarios, que ven como la inflación corroe todas sus actividades e impide la planificación a largo plazo».
Reclamos encaminados
Los principales gremios de transporte, servicios y de estatales encuadrados en la CGT que encabeza Antonio Caló no se sumarán al paro nacional convocado para hoy por Hugo Moyano y Pablo Micheli.
Alrededor de 30 gremios decidieron no acompañar la medida impulsada por Moyano al considerar que «se encuentran encaminadas las negociaciones con funcionarios del gobierno nacional por diferentes reclamos sindicales», argumentó Caló.
También aclaró que «un paro es una legítima medida que pueden adoptar los trabajadores cuando no hay respuestas a los reclamos, pero en este caso no se justifica porque hay negociaciones y el gobierno nacional ha comenzado a dar soluciones con el tema de ganancias, con la deuda de las obras sociales y con los tratamientos de alta complejidad médica.»
El titular del sindicato de peones de taxis, Omar Viviani, pidió «apaciguar un poco los ánimos» y señaló: «Confío en la madurez de los dirigentes sindicales y algunos sectores de la vida política que se suman al paro. Esperamos que no suceda nada, que no haya violencia y que no haya ningún trabajador lastimado porque quiera o no quiera trabajar.»
De igual manera se manifestaron los secretarios de Acción Social y de Actas de la central obrera, José Luis Lingeri (SGBATOS) y Roberto Fernández (UTA), quienes manifestaron su disconformidad con la medida de fuerza.
«Estamos de acuerdo con los reclamos, pero entendemos que la medida de fuerza no tiene sustento porque hay conversaciones para encontrar soluciones», manifestó Fernández.
Entre los gremios que integran la CGT y no adhieren al paro figuran la UOM, liderada por Caló, los mecánicos de Ricardo Pignanelli, UPCN que lidera Andrés Rodríguez, UTA que encabeza Fernández y los docentes privados. Tampoco pararán los trabajadores de Sanidad, los mercantiles, legislativos, químicos, Luz y Fuerza, peones de Taxi y la Unión Ferroviaria.