Mar Chiquita ya prepara la Fiesta del Cordero
Cada año Mar de Cobos, durante el segundo fin de semana de noviembre, reúne a miles de personas. Ferias de artesanos y espectáculos musicales, una oportunidad para conocer las playas y el ecosistema natural de Mar Chiquita, único en nuestro país.
En este gran municipio que combina localidades como Coronel Vidal, Vivoratá y General Pirán, de clásica producción agropecuaria, con playas de bucólica paz como Mar de Cobos, o más populares como Santa Clara del Mar, existe una riqueza única que lo distingue, en el vasto horizonte de la costa bonaerense.
Porque aquí, la extensa línea de médanos de 40 km. de largo, cuya altura alcanza los 30 metros, sirve como muro de contención del agua dulce que se acumula en las cercanías del mar, permitiendo que se forme un depósito que, como sigue en parte unido al mar, también recibe el ingreso del agua salada, cuando la marea sube.
Se forma así una laguna que corre en una franja paralela al mar, que recibe por un lado el aporte de arroyos como el Dulce y el Vivoratá, que nacen en las sierras de Tandil y Balcarce y cuyas aguas se mezclan acá con el aporte que hace continuamente el mar.
Se desarrolla así una región que combina en un mismo lugar el mar, las playas, los médanos vivos y los que tienen vegetación, las praderas húmedas y los pastizales halófilos (organismos que viven en ambientes con sal), la albúfera (laguna de agua salobre, separada del mar por un cordón de arena, pero comunicada en algún punto), las marismas (ecosistema con plantas que crecen en el agua), los bañados salobres y los bañados de agua dulce, los pastizales pampeanos, los salares y las lagunas de agua dulce.
Desde la costa del mar, donde se ven los pescadores en la playa y embarcados en las cercanías, probando suerte con algún lenguado –que aquí se da especialmente-, un ancho canal de agua lleva hacia el gran espejo que conforma la laguna. Sobre la orilla de esta salida del mar hay lugares para comer, puestos de artículos de pesca y bajadas para botes que invitan a navegar las aguas calmas que se internan en el continente en un ambiente de profusa vegetación pleno de aves de todo tipo.
Benteveos, churrinches, horneros, canasteros, chorlos, gaviotas y gaviotines, entre otros, se juntan aquí con especies que son propias de la albúfera: como chorlitos, macaes y gallaretas. La riqueza de este ecosistema es ideal para muchas familias de aves migratorias, desde Norteamérica a la Patagonia. Las que viven en el Norte, vienen aquí a pasar la primavera y el verano: llegan en agosto y se quedan hasta mayo. Los que vienen desde la Patagonia, aparecen con el invierno y se quedan hasta octubre.
Es tal la riqueza ecológica de Mar Chiquita, que desde hace varios años existe aquí el CAV (Centro de Atención al Visitante), que nació para la conservación de los recursos naturales y la educación ambiental. El organismo brinda capacitación a entidades educativas y colabora en la investigación con universidades y organizaciones diversas tanto argentinas como extranjeras. También brinda a los visitantes información básica y se los invita a recorrer la “Reserva de Usos Múltiples Parque Atlántico Mar Chiquita”, para que vean directamente todo lo que vieron en la teoría.
Mar, campo, pesca, fauna, flora, gastronomía selecta y hasta ciencia al natural. Pocos lugares en el país combinan tal diversidad de atractivos en un solo espacio. Por eso es tentadora la invitación del municipio a compartir una nueva edición de la Fiesta del Cordero Costero, desde el viernes 9 de noviembre hasta el domingo 11.
Desde el punto de vista gastronómico, hay que sumar aquí las bondades de la cerveza artesanal de Santa Clara del Mar, una ciudad que tiene una importante tradición en este sentido, ya que fue una de las primeras en incursionar en esta modalidad, y que también tiene su fiesta a fines de febrero. Pero para eso, todavía falta un rato.
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