Severo finalmente declaró por el asesinato de Ferreyra
El testigo afirmó que el detenido titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, tuvo una actitud «irresponsable» cuando optó por convertirse en «empresario» y no defendió a miles de trabajadores ferroviarios en la década del 90″. En tanto, apuntó a «mafias enquistadas» desde hace veinte años en la empresa Ferrobaires, a las que vinculó al duhaldista Alberto Trezza.
«Vine acá a decir mi verdad», se presentó Severo ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 21 al inicio de su declaración y tras haber llegado a los Tribunales Federales de Retiro con un chaleco antibalas puesto y tres gendarmes de custodia.
Sin embargo, se retiró menos de una hora más tarde advirtiendo que «quería contar otras cosas», ante lo cual el presidente del Tribunal, Horacio Diaz, le contestó que no había más preguntas tras haber escuchado definiciones políticas sobre el gremio ferroviario, las «patotas» de Ferrobaires y un anónimo que dijo haber recibido con datos del crimen luego del asesinato de Ferreyra.
«Esperaba aportar mucho más, hay unos cuantos más además de Pedraza que no están todavía acá», dijo Severo a la prensa al dejar la sala de audiencias, una vez concluida la declaración que, en realidad, debía haber prestado a principios de mes, el día en que, según denunció, fue secuestrado por 24 horas y amenazado.
En la audiencia sólo fue preguntado por la fiscalía y las defensas de los acusados, sin intervención casi de los querellantes del CELS, por la familia de Ferreyra y del Partido Obrero, por los heridos ese día.
Sobre el crimen de Ferreyra, Severo contó que el día anterior al hecho hubo una reunión en el Museo Ferroviario Bonaerense, en Avellaneda, con «gente de Ferrobaires y de la Unión Ferroviaria», según le había contado «una chica de la UF, Verónica Delane».
Severo dijo que nunca supo qué se habló allí, pero que en ese lugar se hacían los encuentros «para generar algo, como si había que salir a manifestar o a un acto político» y que luego del asesinato del 20 de octubre recibió en su casa una nota manuscrita que le dejaron pegada en su buzón con datos sobre quién había sido el tirador que mató a Ferreyra.
«El 20 sucede algo horrible, mi vivienda es tiroteada, se me acercan ferroviarios a contar lo sucedido y a través de otro, Ricardo Guardo, me entero que Benítez fue convocado para ir a Avellaneda a `sacar a esos zurdos`», dijo también en alusión a Alejandro Benítez, un testigo protegido que luego declaró en la justicia.
Parelamente, la madrugada posterior al hecho apareció la nota en su casa, manuscrita y que reconoció en el expediente con dificultad ya que no llevó anteojos, dijo que no veía nada y tuvo que usar unas gafas prestadas por un fiscal.
«Me habían dicho que `el tano` Carnevale había llamado a Benítez» para ir a la estación de Avellaneda ese 20 de octubre de 2010, una fecha para la cual Severo ya no trabajaba en los ferrocarriles, pero se reunía con compañeros buscando con quién hablar de su situación, ya que había sido echado de su oficina por una «mafia» luego de no haberse aliado a la gestión de Trezza en Ferrobaires, narró hoy.
«¿A quién responde Trezza?», quiso saber un defensor. «Respondió siempre al duhaldismo, lo sabían Pedraza, Fernández, esto viene desde el duhaldismo», respondió Severo.
Y en ese contexto contó que un empleado que había sido subordinado suyo en las oficinas de la empresa en Constitución, apodado «Muqueño», guardaba armas provistas por «bandas de Ferrobaires» en una precaria casa en los terrenos del ferrocarril, que le había dado como vivienda tras dormir en un vagón.
«Algunas bandas de Ferrobaires le han llevado armas a este lugarcito para que las tenga, no se si en relación al tema Mariano pero sí armas, me contaron que las guardaban en la casa de Muqueño», refirió sin recordar el real nombre de su ex empleado.
«Hay una mafia enquistada» acusó y nombró a Norberto Saldaña, Héctor Carruega, Daniel Hess y alguien apellidado Santa Fe.
«¿Qué tiene que decir de José Pedraza?», preguntó el abogado del detenido sindicalista, Carlos Froment.
«Tengo que decir que tuvo una responsabilidad o irresponsabilidad después del 90, de querer ser empresario y eso llevó a ferroviarios a perder puestos, a que se tercerizara, lo sabíamos todos, nos dejó a 50.000 sin trabajo por los arreglos que tenía con Carlos Menem, fue responsable de lo ocurrido en la década del 90 junto a Carlos Menem», respondió el testigo que fue afiliado a la Unión Ferroviaria.
«¿Que los ramales se cerraran era responsabilidad de Pedraza o del gobierno de turno?», retrucó Froment y el Tribunal no le permitió avanzar con esa pregunta aunque Severo aclaró:»me refiero a que no fuimos defendidos, nos entregaron, él como dirigente gremial tendría que habernos cubierto y no dijo nada».
Hasta el 19 de agosto de 2009, Severo trabajó en el área de «Respuestas inmediatas y contigencias y mantenimiento» de Ferrobaires, cuando según él fue sacado a la fuerza de su despacho en Hornos 11.