Samid: a Balestrini «lo cuidamos y esperamos, sin exigirlo, que vuelva a la trinchera»
El empresario de la carne expresó que para el ex vicegobernador “fue fundamental volver a estar en su casa, fue una recuperación extraordinaria”. También criticó a los empresarios del campo que “tienen la costumbre de llorar” y señaló: “Todavía le tengo bronca a Mauro Viale”.
En contacto con Radio La Plata 90.9, el conocido como “Rey de la carne”, no dudó en hablar de todo. Inició la charla hablando acerca de Mauro Viale, sobre quien expresó: “No me simpatiza, todos le tenemos bronca a alguno y así me pasa con Mauro Viale es la única persona a la que le tengo bronca”.
Luego, Samid, relató cómo fue su vista a su amigo, el ex vicegobernador, Alberto Balestrini, sobre quien explicó: “Nos conocemos de toda la vida, él ha sido compañero de mi hermano además y si bien no soy médico, le atribuyo su gran recuperación a que pudo volver a su casa. Estar en su hábitat, cerca de su mujer que lo cuida tanto ha sido fundamental”.
“Verlo sin máquinas, caminando tranquilo, es impresionante. Es una recuperación extraordinaria”, indicó el empresario y remarcó que “de lo que menos hablamos es de la política argentina. Todos tenemos miedo de hablar de algo que le haga mal y además nos acercamos de otra manera”.
“Como amigos tratamos de cuidarlo, y aunque nosotros queremos que esté en la trinchera como siempre, es algo que esperamos sin exigirlo”, agregó.
Valor de la carne y situación del campo: “Es una costumbre del campo argentino llorar. Lloran y luego tienen dólares con los que no saben qué hacer”
El matarife, comentó que el precio de la carne no disminuye porque “lo que sucede es que el costo no lo hace solamente el valor de Liniers, si no que tiene que ver con todos los factores que ingresan en la puesta para el consumo”.
A su vez, expresó: “Es más rentable tener una hectárea de soja que de vacas, pero no hay problemas en el mercado interno y hace tres años que la producción va mejorando”.
Finalizando, sostuvo que “este año habrá un récord en cereales, tanto en la producción como en el precio y los productores no lo reconocen porque es una costumbre del campo argentino llorar. Lloran y luego tienen dólares con los que no saben qué hacer”.