La economía cayó un 18,5% durante abril

La medición de la Fundación Germán Abdala muestra caídas significativas en todos los rubros. Lo mismo ocurre en otros países. Estados Unidos, sin cuarentena, registra una baja de la industria del 30 por ciento.

El Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala midió una caída de la actividad económica del 18,5 por ciento durante abril con respecto al mismo mes del año pasado. El índice marcó además una baja anual acumulada para los primeros cuatro meses del 8,3 por ciento en la comparación interanual. En términos estadísticos, abril refleja la caída más pronunciada desde el inicio de la serie, en 1997.
Los números de Argentina no resaltan dentro del oscuro panorama de la economía mundial desatado por la pandemia, independientemente de la política de aislamiento adoptada. La actividad industrial manufacturera (medida por el índice PMI) se contrajo fuertemente en Estados Unidos (31,4 por ciento), Brasil (30,1 por ciento) y la Eurozona (30,3 por ciento) de manera interanual en abril.

En estos días se revelaron números poco felices para la economía argentina: los niveles de actividad de los distintos sectores económicos durante abril mostraron bajas históricas por la paralización de actividades por la emergencia sanitaria. El Índice de Actividad que calcula el ITE se elabora a partir del análisis de diferentes series como despachos de cemento, IVA-DGI en términos reales, demanda de energía eléctrica no residencial, exportaciones en cantidades, ventas minoristas de CAME, índice de producción industrial de FIEL, impuestos a débitos y créditos en cuenta corriente en términos reales, entre otras.

La dinámica de abril, mes marcado por una cuarentena que fue flexibilizándose de a poco, mostró una caída en todos los componentes del indicador, a excepción de los préstamos comerciales. El crecimiento de estos últimos se explica por los nuevos créditos otorgados o autoliquidados como adelantos en cuenta corriente, pero también por la disminución de las cancelaciones de préstamos que quedaron rezagadas por la caída de los ingresos de las familias.
Los números de Argentina no resaltan dentro del oscuro panorama de la economía mundial desatado por la pandemia, independientemente de la política de aislamiento adoptada. La actividad industrial manufacturera (medida por el índice PMI) se contrajo fuertemente en Estados Unidos (31,4 por ciento), Brasil (30,1 por ciento) y la Eurozona (30,3 por ciento) de manera interanual en abril.

En estos días se revelaron números poco felices para la economía argentina: los niveles de actividad de los distintos sectores económicos durante abril mostraron bajas históricas por la paralización de actividades por la emergencia sanitaria. El Índice de Actividad que calcula el ITE se elabora a partir del análisis de diferentes series como despachos de cemento, IVA-DGI en términos reales, demanda de energía eléctrica no residencial, exportaciones en cantidades, ventas minoristas de CAME, índice de producción industrial de FIEL, impuestos a débitos y créditos en cuenta corriente en términos reales, entre otras.

La dinámica de abril, mes marcado por una cuarentena que fue flexibilizándose de a poco, mostró una caída en todos los componentes del indicador, a excepción de los préstamos comerciales. El crecimiento de estos últimos se explica por los nuevos créditos otorgados o autoliquidados como adelantos en cuenta corriente, pero también por la disminución de las cancelaciones de préstamos que quedaron rezagadas por la caída de los ingresos de las familias.

En particular, destacan por su magnitud las bajas de los despachos de cemento, uno de los principales indicadores de la actividad de la construcción (-55 por ciento), el índice de producción industrial de FIEL (-26 por ciento), la recaudación de la seguridad social (-24 por ciento) y las cantidades importadas (-20 por ciento). Las ventas minoristas disminuyeron 58 por ciento promedio, aunque la mayoría de los rubros tuvieron caídas superiores al 75 por ciento. Los más afectados fueron joyería, calzado y marroquinería, bazar, indumentaria, mueblería, electrodomésticos y artículos electrónicos. Por su parte, la demanda de energía eléctrica no residencial cayó 28 por ciento, sobre todo en la rama industrial, más precisamente en aquellas actividades relacionadas con la industria de la construcción y la de productos metálicos no automotores.